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Mostrando entradas de agosto, 2018

Dos hombres buenos en una terraza

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Ayer tarde, iba yo pensando en mis cosas, a unas horas en las que el ambiente empezaba a ser mucho más amable, cuando dos hombres buenos reclamaron mi atención desde una terraza. Con seguridad, de no haberme visto ellos, yo hubiera pasado de largo. Sin embargo, al advertir por el rabillo del ojo sus gestos, me desvié para saludarlos, esbozando una sincera sonrisa. Se trataba de esa clase de personas que siempre da gusto encontrarse en la calle. —¿Cómo estáis? —dije al llegar a ellos, mientras les estrechaba las manos. —Hola Luis. ¿Qué tal? ¿Has estudiado mucho? —No. La verdad es que no. He leído mucho, pero estudiar, lo que se dice estudiar de forma ordenada, nada. Desde que acabamos el curso, cero. —Pues nosotros estamos valorando en qué asignaturas nos vamos a matricular en septiembre; si es que lo hacemos. —Me lo creo. Aunque al final ya sabéis que siempre se acaba uno matriculando en más de las que puede. —Sí, sí. Siempre pasa. Es verdad. —Entonces no has estudiado nada.

Visiones en el Museo del Prado: El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel

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Desde el punto de vista de un espectador, los museos son lugares donde se exponen obras de arte más o menos interesantes. Por lo general, se da por hecho que estos objetos artísticos son apropiados para todos los públicos. Sin embargo, me pregunto qué diría yo a un infante, a una de esas criaturas de alma inocente y suave, que se viera subyugada de repente por la macabra escena pintada por el viejo Pieter Brueghel. Cómo evitar ese cuadro, que sin duda es capaz de causar una viva impresión en los espíritus más jóvenes y blandos, y que atrae por sí sólo a cuantos orbitan en torno suyo en el Museo del Prado. Y, sobre todo, cómo decirle a ese niño que lo que mira con tanta atención es una visión inmisericorde de la muerte y, por tanto, una sombría reflexión acerca de ésta. Al menos en apariencia. El triunfo de la muerte es un cuadro dantesco. Aquí no me cabe ninguna duda. Refiere un día de furia, tal vez el día de la venganza de Dios, y la desesperada lucha de los vivos por escap