Literatura espiritual: ¿Qué libros recomendar para el alimento del alma?



Todo cristiano necesita alimentar su fe. Más aún en nuestros días, cuando el influyo del mundo sobre las personas, ejercido principalmente por medio de las industrias del espectáculo, la moda y los medios de manipulación social, es muy intenso. Por este motivo comentaba San Juan Crisóstomo, ya en el siglo IV, que tienen más necesidad de lecturas piadosas los que están en el mundo que aquellos que se han alejado de él: «Vosotros pensáis que la lectura de las divinas Escrituras es únicamente asunto de monjes, cuando la verdad es que vosotros tenéis mucha más necesidad que ellos de hacerla».

Aun así, las lecturas propiamente cristianas no se limitan a la Sagrada Escritura, pues en sentido más amplio son todos aquellos libros que han recomendado siempre los maestros espirituales antiguos y contemporáneos.

En este sentido, los libros buenos son aquellos que, recibidos por la fe de la Iglesia, son capaces de iluminar la mente y mover el corazón, corregir las costumbres y acrecentar el deseo de la perfección evangélica. Por eso los verdaderos guías espirituales siempre han aconsejado que los libros sean escogidos, sólidos y llenos de piedad. También que no sean muchos, que no se lea por vana curiosidad y que la lectura vaya acompañada de oración.

De lo que se trata, al fin y al cabo, es de nutrirse de los textos santos, no solo para saber, sino para aprovecharlos espiritualmente, y conociendo mejor la voluntad de Dios por medio de ellos, ponerla en práctica. De esta manera los libros verdaderamente cristianos deben ser considerados verdaderas herramientas de transformación, verdaderos instrumentos de santificación personal.


Cabe decir, finalmente, que la literatura espiritual cristiana tiene por objeto que el cristiano se relacione más íntimamente con Dios y se parezca cada vez más a Jesucristo, alcanzando en última instancia su salvación y contribuyendo a la de las personas que están a su alcance. Para ello es necesario contar con una idea clara de la vida, sabiendo que ésta es algo muy serio y que en ella hay fragor y pelea. 
La vida espiritual, por todo ello, es una batalla decisiva por la salvación del alma en la que el cristiano se enfrenta principalmente a tres grandes enemigos: el demonio, el mundo y la carne. Pero el cristiano no está indefenso ante estos grandes titanes. Cuenta con la palabra de Dios, recogida en la Sagrada Escritura, los sacramentos, la oración y lo que hemos llamado aquí literatura espiritual, que son todos aquellos libros que favorecen el crecimiento espiritual y preparan al cristiano para la vida del espíritu, que, como hemos ido insinuando a lo largo de estas líneas, es una auténtica cruzada interior.


ALGUNOS LIBROS PARA LA VIDA ESPIRITUAL CRISTIANA
  • Imitación de Cristo, por Tomás de Kempis (fundamental).
  • Combate espiritual, por Lorenzo Scupoli (fundamental).
  • Diferencia entre lo temporal y eterno, por Juan Eusebio Nieremberg.
  • Sobre los ángeles de la guarda, por Jacques-Bénigne Bossuet.
  • El secreto admirable del Santísimo Rosario, por San Luis María Grignion de Monfort.
  • Ejercicios espirituales, por San Ignacio de Loyola.
  • ...
[Nota: Poco a poco se irán añadiendo a la lista nuevos libros. Mi intención es comentarlos por separado y después incluirlos en esta lista. Cuando se hayan visto algunas de estas obras con más detalle, se distinguirá entre obras espirituales adecuadas para la purificación del alma, y obras más indicadas para la unión con Dios. La lectura de estas obras, recordemos, ha de hacerse con atención y devoción. No hace falta que sean muchos los títulos que incorporemos a nuestra biblioteca particular, sino que sean, como decíamos, escogidos, de tal manera que los podamos leer una y otra vez, insistentemente, con verdadero provecho espiritual. En cuanto a las vidas de santos, cuantas más leamos, mejor].


VIDAS DE SANTOS
  • San José. El más santo de los santos, por el Padre Ángel Peña.
  • San Pedro y San Pablo, Apóstoles, por el Padre Juan Croisset.
  • Santiago Apóstol, Andrés Codesal.
  • Santa Elena y la Cruz de Jesucristo, por Rafael María López Malús.
  • San Agustín mi amigo, por Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • Vida de San Benito, por San Gregorio Magno.
  • Santa Teresa de Jesús, por Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • San Juan de la Cruzpor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • Santa Teresita del Niño Jesúspor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • Santo Domingopor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • Santa Clara de Asíspor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • San Antonio de Paduapor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • San Antonio de Padua, por el Padre Ángel Peña.
  • San Vicente de Paulpor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • San Francisco de Salespor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • Santa Margarita Maríapor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • San Juan Bautista de la Sallepor Ed. Monte Carmelo (colección Gente Menuda).
  • El cura de Ars, por Henri Gheon.
  • El cura de Ars, por Francis Trochu.
  • San Francisco de Asís, por Ed. Apostolado Mariano.
  • San Francisco Javier, por Ed. Apostolado Mariano.
  • San Ignacio de Loyola, por Ed. Apostolado Mariano.
  • Florecillas de San Francisco, por Fray Antonio Corredor García.
  • San Francisco de Asís, por Hermann Hesse.
  • San Francisco de Asís, por Gilbert Keith Chesterton.
  • El hermano de Asís, por Ignacio Larrañaga.
  • Don Bosco y su tiempo, por Hugo Wast.
  • Los Ángeles y el Ángel de la Guarda, por B. Martín Sánchez.
  • San Fernando, Rey de España, por el Padre Juan Croisset.
  • Santo Domingo Savio, por San Juan Bosco.
  • Santa Juana de Arco, por el Padre Ramón Ricciardi.
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